martes, 22 de enero de 2019

La Historia de La ouija






La Ouija (o güija según la grafía recomendada por la RA ) es un tablero dotado de letras y números con el que supuestamente se puede entablar contacto con los difuntos. En algunos países latinoamericanos también es conocido como el “juego de la copa”.

La ouija tiene un origen impreciso situado en la moda espiritista que inundaba Occidente hacia finales del siglo XIX, y que dio lugar a una patente registrada el 28 de mayo de 1890 declarando a Elijah J. Bond como su inventor, William H. A. Maupin y Charles W. Kennard como titulares. No está claro si Bond o los titulares inventaron realmente algo o simplemente patentaron una de las muchas “planchettes” o “tablas parlantes” para comunicarse con los espíritus que circulaban por Europa y América.

En todo caso, Kennard crearía la empresa para la fabricación del tablero y comenzaría a vender los primeros ejemplares en 1890. Kennard inventó asimismo el nombre ouija, afirmando que era una palabra egipcia que significa «buena suerte» —lo cual no es cierto. Posteriormente la patente fue vendida a William Fuld, antiguo empleado de Kennard, cuya compañía comercializó el juguete hasta que Parker Brothers adquirió los derechos en 1966.

Fue Fuld quien afirmó que la palabra ‘ouija’ era una mezcla de los vocablos oui y ja, que significan sí en francés y alemán respectivamente. Lo que se ha demostrado completamente falso ha sido que su origen se remonte a la época egipcia, siendo esto último un fenómeno de mercadeo para vender el tablero Ouija bajo un halo de misticismo.

Según sus partidarios, la ouija tiene como objetivo el contacto de las personas que participan en el juego con supuestos espíritus o “almas en pena” y, aunque de forma menos frecuente, con extraterrestres o demonios.

En un experimento realizado por Larry Bayou, en el cual los participantes no veían las letras que señalaban, no se formó ni una palabra coherente en el tiempo que duró la prueba. Esto podría demostrar que los participantes son realmente quienes crean las palabras de forma inconsciente, y por tanto necesitan ver el tablero.

Desde el punto de vista religioso la crítica apunta no a la falta de efectividad de la ouija sino precisamente a su efecto. Según algunas corrientes religiosas, jugar a la ouija equivale a dar paso a entidades sobrenaturales malignas del más allá, que pueden causar daño a los jugadores.
La postura católica oficial es que, más allá de los efectos peligrosos de esta y otras prácticas (espiritismo, adivinación, hechicería), las mismas son contrarias al respeto que se debe tener a Dios porque “encierran una voluntad de poder sobre el tiempo, la historia y, finalmente, los hombres, a la vez que un deseo de granjearse la protección de poderes ocultos” (Catecismo de la Iglesia Católica, 2116).

La Ouija posiblemente fue comercializada por primera vez de forma masiva durante la Primera Guerra Mundial, y se volvió a disparar su venta y popularidad durante la Segunda Guerra Mundial, la Guerra de Corea y la Guerra del Golfo. Esto puede interpretarse como un intento de los familiares de los afectados por la guerra por contactar con sus difuntos.

Como dato curioso, les comentamos que a raíz de la llegada de las nuevas tecnologías y la invasión 2.0 en nuestra vida cotidiana, nacieron diversas páginas dedicadas al esoterismo, que permiten a sus lectores la participación en juegos de ouija online… extraño, pero cierto.

miércoles, 9 de enero de 2019

La Peruana






Gracias a Telemundo pudimos conocer esta muñeca que reza de forma automática, pero la familia dueña de la muñeca asegura que el juguete se mueve, aparece en diferentes lugares de la casa, hace ruidos en la madrugada y hasta tiene una energía que logra afectar a los integrantes de ese hogar peruano. Una vidente de ese país aseguró que la muñeca busca apoderarse del cuerpo de alguna de las personas que tiene cerca.

sábado, 5 de enero de 2019

Okiku la muñeca embrujada de Japón





Okiku

Esta muñeca japonesa de 40 centrimetros de alto fue comprada por una familia a la niña de la casa. La menor se hizo muy cercana a su “nueva amiga” a quién bautizó como Okiku, pero ella tenía una enfermedad que la llevó a tener una muerte temprana. La familia desconsolada mantuvo a la muñeca en casa para tener vivo el recuerdo de la niña, pero luego de un tiempo empezaron a suceder cosas inexplicables: el cabello de Okiku cambió de color y empezó a crecer. Esto hizo creer a los padres que el espíritu de su hija estaba en la muñeca japonesa. A pesar de esto decidieron donar a Okiky a un templo en el que un monje cuidaría de ella. La muñeca ya hace parte de la cultura japonesa y es reconocida en varias regiones de Asia.

En 1932, una muñeca fue poseída por el espíritu de una niña, y hasta hoy su tenebrosa historia sigue estremeciendo.

El caso de la muñeca Okiku tuvo lugar en Japón. Allí, una niña de tres años llamada Kikuko Suzuki contrajo una enfermedad terminal, que la obligó hacer reposo absoluto durante meses.
Frente a esta triste situación, su hermano mayor, Eikichi Suzuki, de 17 años, viajó a una ciudad cercana para elegirle el mejor de los regalos para la pequeña.

Entre decenas de juguetes, el joven optó por una preciosa muñeca de porcelana, de unos 40 centímetros. Ésta tenía pelo negro por la altura de los hombres y un tradicional kimono japonés. Sus ojos también llamaban poderosamente la atención.

Parecían perlas negras dentro de una cara blanca de porcelana.
Kikuko adoró a su muñeca desde el primer instante que la vio. La niña no dejaba de abrazarla y la bautizó Okiku.

Lo cierto es que a los cinco meses, la niña falleció dejando sin consuelo a su familia.
Como es tradición en japón, la cremaron junto a sus objetos más preciados. Sin embargo, se olvidaron de Okiku y no quisieron quemarla después.

Por esa razón, decidieron colocarla junto a las cenizas de la pequeña en el altar familiar que habían armado en su hogar.

En medio de la profunda tristeza, la familia se percató de un hecho aterrador. A la muñeca que habían dejando junto a los restos de su hija, le crecía el pelo.

Sí, el cabello negro azabache del juguete pasaba la línea de sus hombros y, en pocas semanas, llegó hasta las rodillas.

La familia comenzó a pensar de esta manera que el espíritu de la Kikuko habitaba en la muñeca.

Desconcertados por lo que les sucedía, atinaron a cortarle el pelo, pero éste le volvió a crecer.
Durante la Segunda Guerra Mundial, la familia emigró y dejó a unos monjes del templo Mannenji a cargo de la muñeca.
Incrédulos, estos aceptaron y, al cabo de poco tiempo, tomaron como tarea habitual cortarle el pelo.
Hasta hoy, la muñeca sigue en el templo y es visitada por miles de curiosos que gustan de comprobar con sus propios ojos a la tenebrosa muñeca.

viernes, 4 de enero de 2019

Robert el muñeco maldito con magia vudú






En 1988 se estrenó la primera entrega de la saga de películas Child’s Play, conocida en América Latina como Chucky, el muñeco diabólico, y desde entonces las historias de juguetes con vida y poseídos se han hecho populares en todo el mundo. Existen varias historias sobre este tema que llaman demasiado la atención sobre el público amante del terror.

Robert

Empezamos con este tierno marinero que actualmente se encuentra en el museo East Martello de Estados Unidos. La historia de este muñeco empieza en 1906 cuando fue regalado a un pequeño niño que vivía con sus padres en Key West, Florida, por parte de una de las empleadas de la casa. El muñeco es hecho a mano, relleno con paja, cocido con alambre y vistiendo un traje blanco. Para temor de todos los empleados practicaba magia negra y le tenía un odio profundo a los padres del menor por los maltratos recibidos.

Lo terrorífico inicia cuando vecinos aseguraban que había movimiento en la casa cuando la familia no se encontraba en ella y al poco tiempo los padres del niño empezaron a notar que él hablaba con el muñeco. Desde ese momento el muñeco Robert fue separado del niño y escondido en el ático, 20 años después lo sacaron cubierto del polvo y empezaron a suceder de nuevo extraños sucesos en la casa; se escuchaban pasos, voces y el muñeco cambiaba de lugar.

El muñeco siempre vivió en esa casa y aterrorizaba a cada una de las personas que empezaban a vivir allí. A pesar de no ser un espíritu diabólico, sí tenía una personalidad envidiosa y egoísta. Cuando sacaron el muñeco de la casa fue llevado a un museo porque su historia se hizo muy famosa y hay quienes aseguran que desde ese lugar sigue causando terror, algunas veces levitando en la vitrina que se encuentra o haciendo ruidos en las noches.

Estoy cerca...

Una chica va caminando de regreso a casa cuando de pronto encuentra unas 20 fotos de Polaroid envueltas por una goma elástica. En la p...